viernes, 22 de enero de 2016

Maniako-depresiboak

Atal honetan Ainhoa L., Nerea L., Isabel M., Michelle S., Dani W., Mikel G., Khady S.,
Nastia E., Mikel A., Edurne L., Aitor P. eta Xabier S. egileen lana argitaratuko da.

 TEXTO (PRIMERA PARTE)


-       Abuela, no olvides tomarte las pastillas.

-       ¡Que sí! ¡Déjame en paz!

Ya es la tercera vez que me lo dice. Estoy harta de que siempre me diga lo mismo, que si las pastillas, que si las inyecciones… mi hija no se tomaba las pastillas y no le ha pasado nada.

Mi nieta se niega a admitir que su madre está viva, desde la última vez que se pelearon no quiere volver a verla. Para ella es como si estuviera muerta.

-       Venga abuela, que llegamos tarde al médico.

-       ¡Que no quiero ir!

-       ¡Abuela que tenemos que ir, date prisa!

-       Shh… no grites, que te van a oír.
Ahí está, esa es la cara que me pone cada vez que digo las verdades que ella no entiende.
                                                       
 ***



-       - Bueno,está bastante bien; me gustaría hablar un momento con su nieta a solas.

-       - ¡Por fin! Ya era hora de que me dejase sola, no entiendo porque no deja que su madre me cuide.

El doctor me ha mirado con cara de preocupación; ya sé lo que me va a decir

-      -  ¿Aún sigue con lo de su hija?

-      -  Ya ve…

-       - ¿No se está tomando las pastillas?
-       - No hay manera de que se las tome… y yo ya no aguanto más. Ahora ha empezado a mirar entre la comida para asegurarse de que no hay pastillas.

-       - Deberías plantearte ingresarla en un centro de salud mental. La pensión de tu abuela le cubriría todos los gastos.
De pronto, la abuela entra en la cosulta. 
-¡Vámonos, que están llegando!
- Esto se tiene que acabar ya.
   ***
-- ¡Cuánto papeleo!

-Nombre: María Dolores
-Apellido: Merino.
-Edad: 83.
-Estado mental: maniacodepresiva, bipolar.
-Agresividad: medicación para ellos.
-Firma: Ana Vera Jiménez.



-- Adiós abuela, vendré a visitarte.
- ¡Ni te molestes!


                                                    ***

  La oscuridad de este lugar refleja el dolor que siento por el abandono de mi nieta. Me llevan a mi pequeña habitación, junto con mi vasito de pastillas de colores. Y entonces, me viene a la cabeza su frase: "tómate las pastillas".
- Vas a tener que compartir habitación, es una buena persona a pesar de sus manías. Creo que te llevarías bien con él.
- ¿Con él?
- Sí, lamentablemente es la única habitación disponible. 
                                                    ***
  Mi compañero de habitación no es muy hablador. De vez en cuando me mira y me guiña un ojo. En esos momentos me acuerdo de la frase "tómate las pastillas". Pero no de las mías. Los efectos secundarios de su medicación hacen que pasemos un buen rato juntos.
                                                     ***
  Todos los días son iguales: la misma comida, la misma bata roja, las mismas personas, las mismas pastillas, los mismos horarios, las mismas manos de los enfermeros en el culo.
                                                     ***
  El otro días soñé que mi hija estaba en medio del pasillo y me gritaba: "¡AYUDAAAAA!".
 Tengo que encontrarla. Tengo que salir de aquí, pero no puedo hacerlo sola; él es la única persona que puede ayudarme.
    ⁃    - Tienes que ayudarme a escapar de este lugar.
    ⁃    - ¿Por qué quieres salir de aquí?
    ⁃    - Prefiero no contestar a eso.
    ⁃    - Vale, pero dejame ir contigo.
    ⁃    - Está bien.
    ⁃     
    ⁃    *    *   *

Fue más rápido de lo previsto, aunque no salió tal y como esperábamos. Fue todo un caballero, actuó muy bien al fingir un ataque epiléptico para que yo, y sólo yo, consiguiera escapar. Es hora de buscar a mi hija.

*    *    *

Han pasado unas pocas horas cuando parece que han pasado días. Todo ha dejado de ser de color rojo. Cada vez lo veo todo más claro.

 Al principio, intentaba huir; ahora comprendo que la única forma de escapar es enfrentarme al lobo. Así finalmente podré reencontrarme con mi hija.

*    *    *

Su cuerpo está dentro del ataúd, pero su alma está con mi madre. No nos dejan ver el cuerpo, pero no lo necesito, ya me despedí de ella en su momento.
 Cuando la vi al borde del precipicio no quise decirle nada, comprendí que era lo mejor para ella. Y también para mí.

  Te quiero, abu.





 

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